¿Transición modélica?
Estamos donde estábamos hace tiempo; la patria, la bandera, el nacional-catolicismo, ellos y nosotros, nosotros y ellos. Si esto es así, que así lo publican lo medios, parece procedente preguntarse si la tan laureada transición fue tan maravillosa como nos la pretenden vender. Si tras 30 años de democracia, volvemos a situar en el debate al nacionalismo español autoritario, visceral y primario, cabe preguntarse dónde herró la transición.
La transición se investía de autoridad moral para facilitar el acceso al sistema democrático a todos aquellos que procedían del régimen totalitario gobernante durante los cuarenta años anteriores. La inercia parecía imparable y no hubo grandes reparos, ni afanes vengativos, tal es así que un miembro del Movimiento se ganó la confianza democrática de los ciudadanos. Y desde el ese mismo ámbito, Manuel Fraga emprendió el tránsito hacia las libertades. Sin embargo, el viaje emprendido por Manuel Fraga ha sido corregido por el actual Partido Popular.
Fraga entendió que la derecha tenía que insertarse en el nuevo sistema y tuvo la virtud de agrupar a gran parte de la derecha para integrarla en la democracia. Si lo que se publica es cierto, la responsabilidad de los actuales dirigentes de la derecha parece evidente al emprender el retorno a aquellos destartalados cuarteles de la derecha intransigente, reaccionaria y justiciera.
Que algo no se hizo bien en la transición lo demuestra este ambiente asfixiante de hoy, este insoportable hedor a naftalina. Tal vez el error estribó en no arrinconarlos definitivamente, en confiar que calaría de manera sólida los valores democráticos y que la libertad y la democracia harían el resto. Tal vez por ello no se buscó la revancha ni se exigieron responsabilidades, pero de haberse hecho, ¿sería posible la democracia? La memoria de aquellos años hacen pensar que sería imposible disfrutar de esta democracia parlamentaria, que padecemos o disfrutamos, si la venganza y el afán de justicia se hubieran impuesto.
No se persiguió al franquismo. Se desconfiaba de la capacidad y voluntad de aquella derecha cuarentona para adaptase al nuevo escenario; la transición avanzaba pues, recelosa del poder que pudieran conservar los rescoldos del franquismo. El recelo, la prudencia o el temor de esa derecha omnipresente condujo a imponer la Monarquía y a condescender con esa parte de la derecha que todavía perdura.
Aunque es cierto que aceptaron la abolición de las Leyes del Movimiento no es menos cierto que durante la transición todos los esfuerzos y renuncias fueron a costa de los vencidos, de los derrotados por el golpe franquista. Se aceptó la Monarquía por hacer posible la democracia, se renunció a la República por no soliviantar a los cuarteles, se perpetuaron los privilegios de la Iglesia Católica por temor a púlpitos y chupacirios. Éstas y otras trágalas se aceptaron por alcanzar algo de libertad y un poco de democracia.
Probablemente todo se hizo con el noble propósito de crear un escenario de libertad. Sin embargo cuando vuelve la derecha de siempre, esa derecha más heredera que nunca de aquella franquista, que no se desvincula de ella -aún sigue negándose a condenar el “golpe fascista”- y que considera una ignominia el restituir la dignidad de los que sufrieron por defender la libertad y la legalidad; cuando esta derecha intransigente convierte la política en un pandemónium insufrible, algo debió hacerse mal durante la transición. Probablemente ésta tuvo que hacer concesiones para consolidarse pero que no nos la vendan como modélica porque, de serlo, no estaríamos en estas.
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Seleccionado y publicado en la sección de opinión, DESTACADOS DEL DIA, de El Otro Diario
El análisis que haces me parece de lo más correcto, yo, y sólo por puntualizar, me gustaría que reflexionasemos no sólo sobre como se produjo la transición, las condiciones leoninas que en algunos aspectos nos impuso esa derecha franquista que se tornó demócrata únicamente por necesidad, sino que dado el punto de inflexión en que está la derecha política, acercándose cada vez más a sus ultramontanas bases, deberíamos preguntarnos que hacer ante las amenazas de tomar primero la calle, para a continuación tomar el poder. Escuchar a Fedeguico el glande en la COPE empieza a asustar
Parece claro que se tragó demasiado, quizás no hubo otro remedio ante la demostración de ¡ojo, cuidado, que estamos vigilando! que supuso el 23-F, ahí hubo un retroceso de 3 pares de coj… narices. Y en estas nos vemos, que, como decía Maruja Torres, después de nadar contra corriente durante 30 años, llegamos exhaustos, para encontrarnos «casi» en el mismo sitio del que partimos ¡manda cojones!
Gracias por estar ahí. PAQUITA
La verdad es que tienes mucha razón. Pero quizá lo más indicativo de que algo se hizo mal no es lo que hacen hoy los que apoyan a este modelo de oposición derechista. No. Lo peor es que tiene éxito. Limitado, si queréis. Sigue detrás en las encuestas, por ahora. Pero, con lo que están haciendo, soplan su aliento en el cogote de Zapatero. ¿No es un escándalo? ¿Cómo puede haber un grupo de ciudadanos lo suficientemente grande y entregado como para dar un posible triunfo democrático… A ESTO?
Me parece excelente la reflexión que haces. Completamente de acuerdo.
J G Centeno, yo que soy un mal consejero apuesto por apoyar a este Gobierno desde una postura crítica. Cuando leo o escucho a la derecha lo que me pide el cuerpo es ponerme a las órdenes de Presidente pero, de hacerlo, estaría en la misma posición de estos desalmados. Hacer pedagogía, apoyar en lo que coincidamos y protestar ante lo que nos ofende como por la cesión ante la Iglesia, la propuesta del policía-tutor para los colegios, la venta de armas…. No nos queda otra opción que esa y por supuesto más que recuperar las calles, llenar las urnas.
Paquita, gracias por todo y sólo una precisión. No estamos “casi” en el mismo sitio que hace 30 años, cierto sector de la derecha es la que está en ese mismo sitio y lo peor, el PP se aproximo los protege y ampara.
Animal político, el éxito se medirá en las urnas no en las manifestaciones ni por lo que publica la prensa especialmente de Madrid. Los votos de sus incondicionales lo tienen asegurado, los votos de la extrema derecha también. Confiemos que el resto del electorado vote otras opciones.
Diego, simplemente gracias y como a todos,
Salud, paciencia –mucha paciencia- y República
El germen de la dictadura está latente en los herederos ideológicos. Es, por lo visto, genético. Necesita unas condiciones idóneas para desarrollarse. Como caldo de cultivo tenemos a Rajoy, Fedeguico el glande (qué gracia me ha hecho eso, J.G. Centeno) y compañía. Por mucho que se disfracen de demócratas.
Durante unos años creí realmente que nuestra transición había sido, efectivamente, modélica. Hace ya muchos que dejé de pensar así, y cada vez más me reafirmo en este nuevo pensamiento. Como he leído de algun@ de vosotr@s, demasiadas cesiones por miedo, o por… no sé, pero modélica, no fue. Así nos ha ido. Ya lo decía Machado y sigue estando vigente: «una de las dos Españas ha de helarte el corazón….»
Entiendo como justa la situación que padecemos. Y digo justa porque no podía ser de otra manera. Después de tantos años de dictadura y sumisión, la desaparición del dictador, las presiones tanto interiores como desde Europa, impusieron a la derecha española una democracia que aceptaron solo con apariencia de agrado.
Pero hemos olvidado que no hay político de derechas en este país que pueda soportar a la izquierda en el poder. Esto ha sido siempre una constante. De ahí lo de “situación justa”.
Y en la derecha de hoy es tan grande su falta de inteligencia, su rabia, su hipocresía y su desfachatez como escasos son sus valores.
No me cabe duda: o hay hordas de millones estúpidos suelto ( que no), o su derrota en las urnas está garantizada.
La parte cosmética de la transición se esta resquebrajando. El desafío está en ver como salimos de esta. Y si lo hacemos queda que hacer con los otros elementos del continuismo que comentas.
Saludos.
De acuerdo con la reflexión , y añadir que , si se hizo la transición como se hizo , fué, en gran medida , con la espada de Damocles de un ejército absolutamente identificado con el franquismo , al que no había que molestar demasiado con «excesivas concesiones » , no fuera a ser que volviera el tan temido ruido de sables . Esto, por cierto, conviene recordarlo ahora, cuando muchos dicen que no hay que negociar con quien esgrime las armas como único argumento …
A Arroba:
(…)No me cabe duda: o hay hordas de millones estúpidos suelto ( que no), o su derrota en las urnas está garantizada.
¡Diosteoiga! Una no creyente -en esas cosas, que en otras sí-
PAQUITA
Ya veremos en qué acaba todo esto de transitar por la transición post-transición.