A propósito de la Semana Santa
Ahora que los católicos celebran la Semana Santa y al resto, el calendario laboral nos regala unos días de ocio, habrá que aprovecharlos. Llegará el día, supongo, en el que este país haga efectivo eso de que ninguna confesión tendrá carácter estatal. Difícil objetivo; ocurrirá como con lo de España, mañana será republicana; ¡nos tocará esperar! Pues eso, que aprovechando estos días, será bueno escapar de la rutina diaria.
Cuando el nacional catolicismo lo mangoneaba todo no había manera de escapar; entonces no eran necesarios los GPS para saber de las procesiones. En aquellos tiempos la radio y televisión eran saetas, música sacra, misas, procesiones y películas sólo de temática religiosa, eso sí magnificas películas como Los 10 mandamientos, Ben-Hur,, Quo Vadis…. Es decir, las mismas que año tras año se han venido pasando por cualquier canal televisivo como demostración de la monótona imaginación de los programadores televisivos. La radio y la tele controlada y el párroco del pueblo, con la aquiescencia del alcalde, ordenando el cierre del cine, de la sala de fiestas y los bares que ponían música. En fin, cautivos y desarmados; imposible escapar. Hoy, afortunadamente, ya no es igual.
No es de extrañar que algunos nostálgicos declaren ahora que la Iglesia Católica española se siente perseguida; algunos siempre supieron explotar adecuadamente el victimismo. Curiosa persecución esa que consiste en ser financiada por el erario público; difícil creer eso de la persecución cuando las cadenas públicas de radio y televisión retransmiten los ritos de esa Iglesia hostigada; cuando el negocio educativo de la Iglesia, lejos de desvincularse del Estado, se empeña en continuar subvencionado pidiendo más y más. Curiosa persecución esa cuando, en estos días de la semana de pasión, las calles son tomadas por las de imágenes que procesionan con autoridades civiles y militares. Por cierto, alguna vez tendríamos que escribir sobre los muchos concejales y concejalas, sobre los muchos alcaldes y alcaldesas que, declarándose no creyentes, no dudan en ocupar parte de la escenografía de estos días.
La Iglesia perseguida; ¡vaya paradoja! Tal vez por esa tan infame persecución, es por lo que hemos visto con cierta frecuencia en estos tiempos a los prelados españoles portando pancartas y manifestándose muy beligerantes sobre cuestiones que corresponden a los poderes legislativos y ejecutivos. Hubo otros tiempos en los que pasearon y bendijeron a cierto dictador golpista de infausto recuerdo; aquellos tiempos pasaron y ahora la situación debe ser humanamente insoportable cuando se expresan tan ácidamente. Sí, porque ahora han cambiado el paseo bajo palio por los palos de las pancartas y alguna descalificación. Ahora, en estos tiempos es la LOE, la equiparación de derechos que permite los matrimonios homosexuales, la simplificación y la agilización de los tramites del divorcio, la Ley de Reproducción Asistida y, por supuesto, la aportación del Estado a la financiación de la Iglesia: ahora, junto con las tradicionales procesiones, son éstos los motivos que sacan a la Iglesia Católica a la calle. Y es que los tiempos cambian una barbaridad.
Hacen bien los miles de españoles que han huido hacia las costas cambiando golpes de pecho cofrade por los golpes de mar. Lo peor; hemos convertido estos días en un puente donde gastar los ahorrillos para llenar el depósito de gasolina al precio más alto y donde dejar la vida más de un centenar de nazarenos del asfalto.
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Seleccionado y publicado en la sección de opinión, DESTACADOS DEL DIA, de El Otro Diario
La jerarquía católica, que afortunadamente no representa a todos los creyentes, ni siquiera a todos los católicos, se siente perseguida en todas partes menos en SCV (Stato-Citta-Vaticano), en la España franquista y en la Italia fascista también estaban muy a gusto pero desgraciadamente para ellos han desaparecido. En la España Republicana se sintieron perseguidos por el simple hecho de intentar potenciar una escuela pública laica, es decir que perdían el MONOPOLIO de la enseñanza.
En estos tiempos ya no reclaman el monopolio en la enseñanza. Ahora se muestran más sibilinos; se desgañitan reclamando subvenciones en nombre de la libertad de elección de enseñanza y centro. El Estado debe garantizar la enseñanza pública; las opciones privadas debieran ser sufragadas privadamente. En esto, no avanzamos.
Por lo demás, el victimismo siempre les funcionó bastante bien. Sentirse perseguidos como los primeros cristianos puede sonar enternecedor pero es una falacia y una ruindad
¡ Ay , Júcaro! Estoy de acuerdo contigo, pero he de confesarte una cosa. A pesar de mi agnoticismo militante, siento desde de pequeño una fascinación absoluta, por la teatralidad de los fastos católicos.
Como espectáculo desde luego que ofrece escenas emocionantes. Cuantas veces asistí al evento de pasear por las calles esas imágenes maravillosamente talladas, me interesó más los rostros de las gentes, sus miradas o la emoción contenida de sus rostros. Tal vez por ello, esos cristos y vírgenes adquieren mayor belleza artística cuando son paseados, cuando están expuestos en las calles, que cuando lo están en sus templos.
Como dijo alguien, el hombre es él y sus circunstancias; vivir en Andalucía en estas fechas, es no poder eludir un acontecimiento como este.
Hazme un sitio para firmar esta entrada, Júcaro. Y bueno, añado brevemente que por primera evz en mi vida, el viernes pasado vi una procesión en Zamora. Quedé pasmada. Pero pasmada por el contraste entre la austera manera de los cofrades y la ostentación de las fuerzas religiosas, políticas, militares y sociales que procesionaban en medio. Desde peinetas y gafas de dolce y gabbana ellas, hasta uniformes llenitos de colgajos, pasando por las plumas en los cascos de la guardia real, por no citar la boina y el refajo rosas del obispo…
Me callo, porque aún sigo pasmada. Cuánta tontería. Respeto profundamente las creencias que quien necesita creer, pero que sepan que la religión no es eso.