Mientras llega septiembre

Mientras acaba el verano, alguien, un Rappel cualquiera travestido de Aramís Fuster, nos vaticinará un otoño caliente como si los anteriores no lo hubieran sido, como si todas las estaciones no fueran propicias para este continuo calentamiento alentado por periodistas, políticos y escritores de blogs.

Para entonces habremos dejado atrás las procesiones de las cien vírgenes de agosto con ese séquito lamentable de miles de ediles laicos procesionando como acólitos estúpidos. También miraremos por el retrovisor esas caravanas de coches colapsando carreteras catalanas, andaluzas, valencianas o madrileñas y dejando un reguero de muerte y dolor en las cunetas mientras continúan circulando terroristas de la carretera; estúpidos emuladores de Fernando Alonso o arrogantes, necios y beodos como un Aznar cualquiera.

Mientras llega septiembre asistimos perplejos a la estulticias varias. Por ejemplo la de quienes se escandalizan porque Chávez emprenda una reforma constitucional para “perpetuarse” en el poder cuando aquí tenemos perpetuados al Jefe del Estado y, de no evitarlo, a toda su prole por el muy democrático mérito de ser parte de aquellas ataduras que dejó bien atadas la dictadura cuarentona. Igualmente se antoja una tontería esperar un gesto de humildad por parte de un Bush que dicen se quedó sin cerebro, ¡como si alguna vez lu hubiera tenido!, o de Aznar para reconocer el error de una guerra como la de Iraq. Ese gesto no se producirá por mucho que se continúe el interminable recuento de cadáveres. ¿Es necesario recordar aquellas excusas para arrebatar unas armas de destrucción masiva inexistentes, para terminar con el terrorismo de Al Qaeda del que en Iraq no se tenía constancia o para extender una democracia de la que, salvo pantomima, no se tienen noticias? Por cierto, ¿para cuando el juicio a Aznar y al resto de integrantes del trío calavera?

Cuando se reanude el curso se intensificará la campaña contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía porque aquí no hace falta enseñar otros valores que los que designe la santa madre iglesia. Y mientras llega septiembre, pero también antes y después, la CIA y el Vaticano continuarán intentando tergiversar la realidad que no les gusta y también, en este país de lumbreras on line, debatiremos sesudamente sobre los improperios de la jaculatoria diaria de locutor de los obispos para engorde de su ego, ganancias episcopales e inspiración de blogeros.

Cuando llegue septiembre ignoro si Rajoy volverá a demandar las actas, pero seguro que algunos fanáticos volverán a utilizar el terrorismo como arma electoral.

Es decir que, cuando llegue septiembre, volveremos donde estábamos y aquí esteramos algunos dispuestos al desbarre en cada línea y a la apropiación indebida en cada párrafo. Otros, profesionales de la cosa, se quedarán en la envoltura del caramelo aunque pretendan vendérnoslo como una idea original, como un texto serio, analítico, riguroso y profundo. Dicho lo cual; ¡me enternecen los marionetas!