El cuaderno escolar
Tengo por costumbre mirar los cuadernos de mis hijos. Tuve la fortuna de contar con un compañero de clase que tenía por cuadernos auténticas obras de arte. Me gustaba contemplar su prodigio de limpieza con letra bellísima y presentación admirable. Aquellos cuadernos reproducían la serenidad y armonía naturales en mi amigo. Una de las últimas veces que pude hablar con él, le pregunté por ellos; para mi sorpresa, no conservaba ninguno de aquellas pequeñas maravillas.
Don Arturo. era nuestro maestro. Un hombre joven de aspecto hosco pero que todos le sabíamos bonachón y atento a cuanto sucedía en clase. Recuerdo que cuando nos alterábamos más de lo que él entendía razonable, con su voz suave y firme, hacía callar a los 43 alumnos que nos agolpábamos en el aula, contándonos unas historias que decía verídicas y que imaginábamos falsas por fantásticas e increíbles. Una de sus obsesiones era el cuaderno de cada alumno. Nos obligaba a enumerar todas las páginas y nos persuadió de tal manera que no recuerdo a ninguno que osara arrancar una sola hoja. Aquellos cuadernos tenían, además del uso escolar tradicional, la capacidad de convertirse en un cauce de comunicación permanente con nuestros padres: las notas correctoras escritas, en tinta roja; los comunicados a nuestros padres, en verde desesperanza. Desesperanza, sí, porque aquellas pocas líneas eran el preludio de una reprimenda segura. Escribí padres, pero debiera haber puesto madres; eran las madres quienes firmaban el enterado correspondiente, junto a la firma barroca de D. Arturo; también eran ellas las que mantenían contacto con el colegio. Tengo la sensación que la escuela ha cambiado en muchos aspectos: ahora las aulas tienen el límite de 25 alumnos por aulas en Primaria, los centros cuentan con profesores especialistas, existen más recursos humanos y materiales, las nuevas tecnologías parecen abrirse paso en los centros, pero algo permanece inamovible; continúan siendo las madres quienes acuden al centro escolar para interesarse por la marcha de sus hijos.
Pero volviendo al cuaderno escolar; era la evaluación continua de nuestros quehaceres escolares. Bastaba un ligero vistazo por sus páginas para conocer nuestro rendimiento. D. Arturo nos repetía con frecuencia: «cada alumno es lo que su cuaderno«. Tenía razón, pero hoy considero que también servía para evaluar al maestro; que el cuaderno sirve para saber tanto del alumno como del maestro.
Al mirar los de mis hijos, especialmente del que aún está en Primaria, no busco encontrar aquellos viejos cuadernos, pero me gustaría ver en ellos algo más presentable; que obedecieran a pautas concretas del profesor y no a la desidia o entusiasmo de mi hijo. Me gustaría que fueran corregidos con cierta frecuencia y que todos los cuadernos tuvieran un tratamiento similar. No puede ser que el cuaderno de una materia sea un horror y el de otra algo más presentable; que se le exija de una o dos rayas, en blanco o cuadriculado para que el alumno escriba como le tercie, cada tipo de cuaderno tendría que obedecer a una lógica y luego se debe enseñar exigir el uso correcto de la escritura en ese soporte.
En Primaria estos aspectos creo que son muy importantes; antes de llegar a la Secundaria el alumno debiera saber expresarse tanto de manera oral como escrita de forma aceptable; luego llega la Secundaria y la personalidad de alumno desbordará todos los límites pero en estos primeros años el alumno adquiere unos hábitos que pueden ser determinantes. Por ello, en Primaria y especialmente en sus dos primeros ciclos, el desarrollo de las habilidades instrumentales deben tener auténtica relevancia. Aprender a escribir de manera legible, a expresarse de manera entendible; saber leer e interpretar lo que se lee es, debiera ser, el objetivo primero de esta etapa educativa. En este periodo de escolarización, el cuaderno escolar de nuestro hijo lo dice todo; igual algún día el cuaderno sea sustituido por otra herramienta, tal vez on line, pero mientras tanto es un buen medio para conocer cómo trabaja el alumno, también el maestro. ¿Escribí maestro?, tendría que haber escrito maestra; son mayoría aplastante.
Ahora la que tengo problemas en blogger soy yo jua jua…
Yo conservo algún cuaderno mío con redacciones de principios de los 80… es tannnnnnn tiernooooooo
Jejeje, efectivamente hay más maestras. Creo que lo que reclamas, en el fondo es mayor constancia del trabajo diario de tus hijos. No sé si me quivoco, pero el cuaderno, a modo de diario, es sólo una forma de que los padres/madres puedan ver en casa qué hace a diario en la ecuela su hijo/a. Puede ser una herramienta útil, pero también puede pervertirse y llegar a convertirse en un fin en sí mismo, Y eso puede ser peligroso.
Ya ves, nuestros blogs se entrecuzan, y ahora soy yo el que te agradece poder leer qué piensan los padres de esos menores que vemos a diario.
¡Saludos!
Maripuchi; tus problemas con Blogger tienen los días contados, igual ahora te los plantea la nueva plataforma, Ya visité el nuevo blog, tiene buena pinta y seguro que te permitirá seguir siendo tan activa bloguera como hasta ahora. Por cierto y aunque tus hijos aún son pequeños, pásate por el blog de Juanjo. Seguro que lo encontrarás tan interesante como a mí me lo parece.
Juanjo; si el cuaderno escolar se convierte «en un fin en sí mismo», como tu dices ciertamente es peligroso; yo lo veo como una herramienta más, sólo que muy útil, tal y como como dejé escrito.
Gracias por incluir un enlace a mi blog, me alegra saber que hay quién lo lee.
Me parece muy interesante el tuyo, a pesar de que aún tengo 22 años, y sigo con cuadernos en la universidad, veo que son diferentes los de mis hermanos pequeños que los que yo tenía, que cada vez es menos importante su papel…
Sólo les oigo decir que les corrige el cuaderno al final del trimestre, y por lo que parece, para ver si esta bien presentado, ya que esto les contará para la nota.
En fin, estudio para maestra, y creo que me servirá de mucho tu reflexión para el futuro.
Gracias.
(por cierto, te agrego a mi lista de blogs)
Estupendo texto, con el que estoy plenamente de acuerdo. Lamentablemente, parece que siempre tenemos menos tiempo del necesario para hacer bien esa tarea de seguimiento.
Saludos
Creo que hay que tener en cuenta que el mundo evoluciona, por ende, la educacion también. Antes a la hora de preparar una clase no se tenia en cuenta al sujeto que aprende y hoy en dia es por quien velamos. Y es alli en el cuaderno de clase, en el que los encontarmos a nuestros niños, el reflejo de ellos, de sus producciones, de sus estados,etc.Donde, son libres de expresarse y donde ellos mismos se hallan.. y nosotros los docentes tambien…