Democracia formal y punto
Los partidos monopolizan la actividad política. Con nuestra contribución en forma de voto, están legitimados para encarnar la representación delegada que le encomienda nuestro ordenamiento democrático. Si esto es así, que así parece, entonces, nosotros los ciudadanos tendríamos que reclamar de estas formaciones políticas, que se adecuen y funcionen democráticamente.
Nuestros partidos políticos y la Iglesia Católica, tienen patente de corso para hacer de su capa un sayo; sus funcionamientos internos están muy distanciados de lo que se entiende por una organización democrática. La Iglesia, por ejemplo, incumple preceptos constitucionales muy relevantes como el de la no discriminación en función del sexo y a nadie parece importarle que relegue a las mujeres a un papel subordinado. Desde la cúpula eclesiástica y sus propagandistas niegan esta realidad argumentando, como alguna vez se ha escuchado, que de sentirse marginadas, las muchas mujeres que forman parte de esa iglesia, ya la habrían abandonado. Pues bien, pese ese a este funcionamiento al margen de los valores democráticos y constitucionales, el Estado sostiene un trato preferente con esta Iglesia; de no existir este trato de privilegio, no opinaría al respecto; allá ella, la Iglesia y sus seguidores, con su credo, responsos y bendiciones.
MTFdlV vaticina avances en laicidad y desde el laicismo nos sugieren otros diez mandamientos. Diez mandamientos bíblicos, diez mandamientos laicos (solo haría objeciones al 5º y 6º). Mientras tanto, uno que es más humilde y carece de adicción al mando y afición a la obediencia, se conforma con un auténtico Estado aconfesional y observa divertido cómo la cúpula eclesiástica pide coherencia a los católicos mientras la COPE derrocha respeto, humildad, concordia y otras virtudes cada mañana, cada tarde y cada noche.
Los partidos políticos, como organizaciones que ostentan nuestra representación, me preocupan mucho más como ciudadano y como integrante de uno de ellos. Conforme al Artículo 6 de la Constitución vigente “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Con más o menos quebranto del precepto constitucional, ¿cuántas formaciones políticas tienen un verdadero funcionamiento acorde con lo dispuesto en este artículo sexto? Del partido al que pertenezco diré que una vez se consultó a las bases y si te vi no me acuerdo. Supongo que no es necesario hacer referencia a cómo se hacen las listas electorales a como funcionan las Asambleas Locales porque la experiencia de cada militante evidenciaría la falta de garantías.
Suele hablarse de partidos políticos pero, siendo más precisos, con esta expresión nos referimos no tanto al partido en su conjunto como a sus cúpulas dirigentes. Lo que se conoce por militancia, la verdad es que pinta poco, se le considera menos y lo peor, nosotros quienes figuramos como afiliados, aceptamos con menor o mayor pasividad esta situación. Probablemente si el conjunto de ciudadanos fuéramos más activos no lo toleraríamos. Somos pocos los que militamos -¡esta horrible palabra no debiera ser excusa!- en formaciones políticas. Si fuéramos muchos más y nuestra pertenencia al partido, que mejor nos represente, no fuera tan pasiva, puede que las cosas funcionaran de otra manera. Los ciudadanos no podemos permanecer al margen de los políticos. Al hacerlo, los primeros perjudicados somos nosotros; ellos, todas las cúpulas de los partidos, seguirán existiendo. La abstención es un recurso casi testimonial cuando no hay un mínimo de participación a partir del cual se valide o anulen los resultados electorales. Si para elegir a la corporación municipal del ayuntamiento donde vivimos vota el 20% o lo hace el 60%, eso es insustancial. En cualquier caso la corporación se constituye.
La delegación representativa en los partidos políticos y el control absoluto de las cúpulas dirigentes produce la desactivación democrática de su funcionamiento, la apatía de las bases y la desidia de los ciudadanos. Paralelamente a este despego se produce la consolidación y fortalecimiento de las estructuras de poder partitocráticas. Raúl Pleguezuelo, socialista y un apreciable activista bloguero, hace una interesante propuesta para que comience a funcionar la agrupación socialista 2.0 que, aportaría mayor capacidad para realizar campañas, para facilitar la comunicación entre sus militantes y que podría convertirse en la agrupación con más afiliados y la que más delegados mandase a los congresos. Esta propuesta es muy sugerente pero, estimado Raúl, si tus vaticinios se fueran cumpliendo, pregúntate si el aparato del partido toleraría que un ejército de blogueros, ellos lo leerían con tono despectivo, amanazara su confortable situación de dominio.
Yo soy optimista amigo Júcaro, mi propuesta no va enfocada solamente a blogueros, se extiende a todo el que usa la red como forma habitual de comunicación, blogueros e internautas son a la vez ciudadanos y pueden ser afiliados al partido, con una comunicación bidireccional entre ellos y la propia organización política. Soy consciente de que nos encontraremos con la oposición del político tradicional que mueve sus hilos en la sombra constituyendo verdaderas castas que se nutren de su permanencia en el poder. Pero tarde o temprano la ciberdemocracia se instalará en los partidos.
Solo hacen falta ciudadanos/militantes dispuestos a participar.
Un excelente articulo.
Un abrazo.
Leo en El País que se trabaja para que el 37º Congreso, emprenda una autentica revolución en el funcionamiento del PSOE, y más concretamente sobre el papel de agrupaciones o Casas del Pueblo.
Estaremos atentos, ojalá dentro de poco tenga motivos para decir que me equivoqué.
Un saludo
Júcaro, háblame del punto 5º y 6º del decálogo laico.
Un saludo
David, el quinto mandamiento dice: «No acapararás las fiestas del calendario«. Esto que es así no lo es tanto por imposición de la Iglesia, que supongo encantada con la situación, sino porque así lo fijan nuestros políticos en todos los niveles, desde el local al estatal. Si el ayuntamiento de mi pueblo decidiera que el próximo año el día de la patrona (la Virgen del 15 de agosto) no fuera festivo, el pueblo se levantaría contra esa decisión.
En cuanto al sexto («No invadirás instituciones públicas«), igual que con el quinto. Encantado y ojalá lo vea pero de quién es culpa que el nuestros alcaldes salgan en las procesiones católicas, quién permite, autoriza o tolera que el crucifijo «presida» la toma de posesión de nuestros ministros, quién permite que Hacienda pase el cepillo para la Iglesia, quién paga a los profesores de religión que selecciona el obispado de turno.
David, podría señalar a la Iglesia como responsable de esta situación pero prefiero exigir a los políticos y a los ciudadanos. Por cierto, lo mismo podría decir referente al noveno de los mandamientos laicos de Público.
Un abrazo
Comprendo y comparto tu evidente posición; ahora bien, no es una posición incompatible con el documento sino todo lo contrario. El decálogo de «Público» no va dirigido hacia la jerarquía católica ni hacia una Iglesia concreta ni nada por el estilo: es un documento que aporta una serie de ideas, las que cree el periódico fundamentales (y que a mí me parecen básicas también), para que España sea realmente un Estado laico (a raíz, según parece, de que la Vicepresidenta del Gobierno se ha animado a completar esta pieza básica en democracia). Creo no haber leído mal el documento pero al menos yo no he entendido que sea un lanzamiento a la Iglesia, de hecho, creo, como tú, que quien debe aplicárselo es nuestra clase política y, la Iglesia que sea, acatar las decisiones democráticas sin rechistar. La cuestión es que yo creo que el periódico opina igual con este documento.
Entre verdaderos demócratas un documento tan básico, debería poder ser firmado por todo el mundo. Repito, entre verdaderos demócratas.
Un saludo
Salud
¡Gran artículo! Estoy muy de acuerdo con lo que planteas, sobre todo porque lo haces como militante, esto es, desde un sentido más bien autocrítico con unas formaciones y sistema del que es parte (de una manera u otra).
Definitivamente, la democracia no sólo debe parecerlo (votaciones cada X tiempo), debe serlo (toda ella debe ser participativa). Esto, por supuesto, no interesa a los que mandan, sea en un pequeño pueblo perdido de la mano de Diox, como de la parroquia de la esquina y sus privilegios o el partido gobernante o primero de la oposición, segundo de España…
Hasta Luego 😉
PD: Me he tomado la libertad de redistribuirlo en D=a=, ya no tenemos «artículos recomendados» así que he decidido meterlo entero… Espero que no le moleste, cualquier cosa me avisa :).
No solamente la iglesia incumple principios democráticos. También la monarquía, cuay institución por el simple hecho de existir hace que en España no haya una auténtica democracia, por mucho que se quiera disfrazar.
Salud.