Esperanza Oña, otra vez
¿Para quién habla el político cuando toma la palabra en un Parlamento? Esta pregunta me la hacía mientras escuchaba a la portavoz del Partido Popular en una reciente intervención en el Parlamento de Andalucía. No dudo de la gestión, que esta política pueda hacer al frente de la alcadía de Fuengirola, pero como portavoz diría que acierta cuando calla. Ignoro cómo perciben su tono, hosco y faltón, la gente del Partido Popular pero, salvo para los incondicionales, ¿para quien habla esta señora? Esperanza Oña se pierde en el exceso y en la provocación. Cuando suelta su retahíla adornada con insinuaciones y desplantes poco debe importarle que sus argumentos resulten fácilmente refutables. Ella suelta el discurso previsto y a otra cosa.
En esta ocasión se trataba de una comparecencia del Consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Espadas, a petición del PP y del PSOE, con objeto de informar sobre la política de inspección y ordenación del territorio de Andalucía. Por decirlo con otras palabras, para informar sobre la corrupción urbanística. Un tema tan serio y preocupante que tanto en el PP como en el PSOE nos deben un esfuerzo serio y real por acabar con el chorreo indecente de noticias implicatorias. Un esfuerzo sin ventajismos absurdos para poner un poco de cordura y buscar una aproximación constructiva. Sin embargo esta señora se limita a detallar los distintos casos que afectan al contrario para concluir: Aunque me diga ahora lo que quiera; y, hábleme ahora de Alhaurín, y hábleme usted de quien quiera, todos tenemos de todo. Yo estoy de acuerdo, pero ustedes tienen mucho más, muchísimo más. Es decir, una intervención solo para decir que uno es más o es menos que el otro. Es decir, se trata de eso de pedir la palabra para decir que todo está mal pero que el rival está pero. ¿Para esto les pagamos?
La señora Oña, que además de muchas otras cosas es alcaldesa como ya se escribió, afirma que la Junta tiene todas las competencias en materia de disciplina urbanística y con el mismo énfasis y contundencia, cuando se tercia y le interesa, dice todo lo contrario. La misma Oña que critica la inacción de la Junta en materia urbanistica es quien se niega a que se realizara un inspección urbanística en su municipio «requiriendo formalmente para que desista de su intención de inspeccionar servicio municipal alguno, particularmente el área de Urbanismo«, es la misma que hace caso omiso a una sentencia judicial. Esta Esperanza Oña altiva y justiciera es la misma que tiene a sus espaldas distintas condenas por vulneración de derechos fundamentales y a la que los Tribunales y la Ley pone en su sitio. Esta esperanza del PP es la misma que no duda en arremeter con su verbo, diestro en la insinuación e insustancial en el la argumentación, contra todo y todos pero cuando le afecta a ella entonces cambia de argumentos como quien cambia de cinturón o correa. ¿He dicho Correa?
La política parece estar en manos de gente de medio pelo que nos lo quieren tomar a los demás. Un medio pelo es un auténtico peligro: el ejercicio del poder no debiera estar en manos de tanta gente vulgar, ni nosotros consentirlo.
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Modelo Aznar, mediocre y sin pelos en la lengua para decir barbaridades, ¿escuchaste la última, que «el capitalismo saldrá favorecido de esta crisis»?
Son peligrosos, sí.
Estoy de acuerdo contigo Júcaro en que los políticos mediocres están desvirtuando de tal manera la política, que unido a los políticos corruptos y a quienes sino lo justifican, al menos lo permiten mirando para otro lado, están consiguiendo algo tan grave como es el creciente desinterés de, sobre todo, las nuevas generaciones, la gente más joven.
En gran medida, todos somos responsables de algún modo, pues tenemos un arma poderosa que no siempre usamos con buen tino: nuestro voto cada cuatro años.
En algunos casos flagrantes (como el que comentas, y otros muchos que hay por estos pagos, Castelló, mi tierra, es feudo del PP, donde se sienten seguros y exageran sus métodos mas), además pueden constituir un verdadero insulto a la inteligencia del ciudadano, que es tratado casi como un imbécil.
Una parte importante del problema, en mi opinión, es precisamente, el incondicional, que da cobertura a estas diatribas intragables, y las repite para con ello darles un aire de verosimilitud, lo peor es que, en muchos casos, ellos mismos se lo creen.
Salud y República!!
Nexus