¿Por qué escriben gay cuando quieren decir maricón?

Antonio Pérez Henares recurre al victimismo preventivo tan propio de la derecha para afirma que «Escribir sobre homosexualidad en España se ha convertido en una de las cosas más peligrosas del mundo«. Pasado unos días de la publicación de semejante majadería, el inefable «Chani», que se sepa, no ha corrido ningún peligro. No existen gays en busca de columnistas homófobos pero si  columnistas que se ganan la vida agrediendo en sus escritos a los homosexuales.

Cierta derecha acepta la homosexualidad como una realidad evidente pero le molesta que ésta se manifieste, que se haga visible. Como existen, dicen aceptarlo pero prefieren que no lo exterioricen, que, como si de algo vergonzoso se tratara, se lo reserven para el ámbito privado.  Al fin de cuentas, consideran que la homosexualidad es una forma de anomalía. Por otra parte, acusan a un ficticio «lobby gay», algunos más cursis prefieren llamarlo «lobby rosa», de tratar de imponer sus opciones sexuales a toda la sociedad.  

Resulta significativo comprobar que este tipo de opinadores utilizan las mismas expresiones, como si actuaran de manera concertada. Al igual que Pérez Henares, también Álex Rosal, entre otros, alude a la inquisición para referirse a esa supuesta prohibición de disentir del discurso gay. Curry Valenzuela también dice respetar pero no comprender tanto desfile. El listado de guardianes de la moralidad más íbera, católica y cañí, sería tan largo como cansino de exponer y, en cualquier caso, si te pica la curiosidad, está al alcance de un clic. Escriben como perdonando la vida, se piensan magníficos por decir que aceptan o respetan y se recrean aludiendo a esa chorrada de «lobby gay» como de una realidad constatada .

Siempre existió, en los aledaños del catolicismo, un tratamiento moralista y mojigato de la sexualidad. No terminan, o no quieren, comprender que esta gente ha estado desde siempre sometida al peligro del castigo,  de la persecución y la represión, de la burla y el desprecio solamente por su forma de entender su afectividad y vivir su sexualidad. Si las calles fueran ocupadas por una tropa de castos y puros, de beatos que se dicen heterosexuales demandando el sexo como dios manda, otro gallo cantaría.

Desde hace unos años, se celebra la llamada manifestación por la familia cristiana donde la bandera arco iris es sustituida por la rojigualda, donde tacones, plumas y cuerpos semidesnudos se transforman en otros tipos de aderezos, hábitos o sotanas.  Estos últimos sí que aspiran a evangelizar la sociedad española en su fe y moral católica mientras que lesbianas, gays, transexualex y bisexuales solo buscan respeto y acabar con los miedos y temores que les hacían ocultar sus sentimientos. ¿Qué escriben entonces estos moralistas cuando sale a la calle lo más granado de la moral católica alentados desde esos auténticos lobbys que forman el Opus Dei o la cúpula de la Iglesia Católica? ¿Que es lo que escriben esos que ahora, desde el no me acusen de homófobo pero..., se sienten incómodos con las expresiones de alegría de quienes ya no se avergüenzan de su sexualidad? ¿Qué prurito les lleva a escribir gay cuando. en realidad, quieren decir maricón?