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El widgets nuevo del blogueador

5 marzo 2010

Por la blogosfera pululan muchos fantasmas. El fantoche de este cuento, con distintos finales, era un bloguero tan entregado a su blog que dedicaba gran parte de su tiempo en buscar la forma de mejorar el aspecto visual de su bitácora, en la elaboración de su artículo diario y en la obsesión de escalar posicionamiento en esos rankings tan absurdos como codiciados. Tal era su dedicación que abandonó a los amigos, perdió su afición a la práctica deportiva y el interés por la música. Cuentan que su conversación se volvió insulsa y que sus conocidos temían hablar con él por miedo a ser objeto de sus post.

Cuando sonaba el teléfono su compañera siempre decía lo mismo:

-¡ Bueno…,  ahora está ocupado en el ordenador!

El lugar donde vivía ofrecía posibilidades, pero el blogueador estaba a lo suyo; despreciaba el sol, los paseos por los montes cercanos y las tardes de cine. Cuando no era Facebook era Twenty, cuando no un post rebelde que se le resistía o el comentario del «tocahuevos» de turno que le hacía pensar en la respuesta más audaz, adecuada o contundente.  Fervoroso creyente, se encomendaba al dios Google  para la caza y captura de la inspiración o para el plagio más o menos solapado. Tanto en el trabajo como entre sus amigos, percibieron cierto cambio en su conducta. Mentalmente siempre estaba conectado a la blogosfera. Alguna vez pensó que su personalidad  real podría verse alterada por una identidad virtual fuera de control. Era algo que intuía podría acarrearle consecuencias imprevisibles pero desechaba la posibilidad porque deducía que plantearse esa hipótesis, era todo un salvoconducto.

Un día, a través de una red social, entabló relación con un truhan que se hizo pasar por experto webmaster. Éste le aseguró saber mejorar su blog hasta subirlo a lo más altos de los rankings y situarlo en la PageRank más deslumbrante. Un portentoso widget obraría el milagro. También le sugirió formar parte de una plataforma de bitácoras en la que sus miembros tenían diseñada una especie de cama redonda en la que sustituían las caricias por links para satisfacer la promoción de sus blogs y ganar eso que llaman «visibilidad». Este sujeto le garantizó que con el widgets en cuestión comenzaría a recibir infinidad de visitas y el número de comentarios subiría de manera espectacular. Igualmente le insinuó la posibilidad de facilitarle acceso a los contenidos no publicados aún por otros blogueros.

—¡Deben ser un widget magnífico! -pensó el blogueador-. Si lo tuviera, podría averiguar qué blogueros de los rankings son indignos del puesto que ocupan. Podría distinguir a los auténticos de los falsarios, los honestos de los tramposos además de acceder a sus borradores para adelantarme a sus publicaciones o incluso colocar enlaces a mis post  en aquellas bitácoras que me proporcionen más visitas y prestigio. Sí, debo permitir que me lo instalen inmediatamente.

El supuesto webmaster le hizo creer que hacía algo en el panel de administración de la bitácora, pero en realidad no hacía nada. Simplemente, desde diferentes IP y con múltiples nicks bombardeó la bitácora del blogueador durante unos días con comentarios que siempre, y con muy diferentes formas de expresión,  manifestaban lo mucho que les impresionaba  el blog, lo bien logrado que estaba, lo interesante de los temas tratados o los enfoques tan originales como persuasivos.

Convencido que había dado un salto cualitativo se entregó con más denuedo a la tarea de escribir y no había día que no publicara un par de entradas.

(Primer final)

No es necesario decir que el blogueador se percató, al poco tiempo, que había sido objeto de una broma o una estrategia urdida por alguien que pretendía que pusiera los pies en tierra. Convencido de lo ridículo de la situación, borró todos los contenidos de su blog y comenzó a escribir en otra bitácora y bajo una identidad diferente. Lo hizo sin prisas y con el compromiso de publicar un máximo de dos entradas semanales para que el esmero en la escritura, el cuidado en las formas y la certeza en lo publicado primasen sobre el número de visitas, comentarios y posicionamiento que pudiera conseguir.

(Segundo final)

Al percatarse del engaño, lejos de desanimarse entendió que precisaba un poco de tiempo, tratar nuevos temas y eludir el viciado sesgo que rezumaba en cada post. Después de un tiempo sin actualizar, realizó algunos cambios en su blog y continuó escribiendo como si nada hubiera pasado. Al fin de cuenta, muy apesadumbrado, se  preguntó: ¿quiénes y cuántos son los que leen mi blog?

(Tercer final)

Al descubrir que había sido desnudado como el emperador de los trajes del cuento, decidió poner fin a tanto despropósito; suprimió su blog y desconectó el ordenador; se acercó a su compañera y la miró como hacía tiempo no lo hacía.

9 comentarios leave one →
  1. 5 marzo 2010 11:21 am

    Bello cuento, algo en lo que no se debe caer. Aunque esta sea una afición sana, no puede convertirse en una obsesión. Hay cosas más importantes. Seguramente el tercer final es el que más me gusta.

    Salud y República.

  2. 5 marzo 2010 4:22 pm

    Has abierto un género nuevo de Cuento. Para mí el blog no es una afición es como una evasión. De hecho además de escribir en el blog tengo una columna semanal en el Diario, a la que agrego tribunas libres y participación en otros medios tradicionales. En definitiva cada uno tiene su nivel de voyeurismo o de exhibicionismo, y es tan lícito como el que toma la opción de ser discreto y no expresar lo que piensa. El blog para mí es activismo político sobre todo, igual que en su momento hacía militancia más activa desde una sede o desde una participación sindical o estudiantil. Bueno, que me lío y no paro. Buen finde y a disfrutar de la lluvia que viene.

  3. 5 marzo 2010 4:25 pm

    La vanidad es algo a lo que todos podemos quedar enganchados… por algún tiempo;… Todo el tiempo diría algo elocuente del paciente obsesivo-compulsivo.
    Cualquiera de los finales parece posible, el último podría mantenerse algunos días, para al cabo de otros… volver al ordenador y recuperar esa parte lúdica informativa creativa? que nos «engancha» y que los más cercanos a nosotros padecen y temen en alguna manera.
    ¡Te lo copio!… a ver si subo en el ranking… objetivo muy lejano, tanto… que ni se ve.
    Besicos desde el foro: PAQUITA

  4. 5 marzo 2010 5:28 pm

    Para mi esto del blog es un hobby, que aglutina dos de mis aficiones, escribir y la política. Pero creo que no es bueno ni saludable que algo te absorba de tal manera que te impida realizar otras cosas, por eso yo no renuncio ni a nadar, ni a montar en bici, ni a hacer fotografías, ni a leer, ni al cine, … Es decir que la vida es mucho más que un blog y que por tanto hay que poner limites ya que de lo contrario la afición se transforma en obsesión, por los ranking, las visitas, las entradas, etc.
    Salud, República y Socialismo

  5. 5 marzo 2010 6:07 pm

    No soy un «widget», soy un ser humano que también pasó el sarampión del «ranking».

    Ahora que lo pienso, hace mucho que no miro las estadísticas del site… Un día de éstos, si me acuerdo, les echaré un vistazo.

    Creo que Facebook está devorando los elementos más chorras de la blogosfera. Veremos qué pasa el día que ellos también empiecen a ofrecer «rankings».

  6. 5 marzo 2010 9:07 pm

    Para mí es un espacio de divertimento. El día que fuera un tormento, creo que no lo dudaría y me iría sin más. Aunque claro nunca se sabe, lo mismo me engancha tanto, tanto, tanto que:
    Primer final: me vuelvo loca y me encierran en la blogoloquería
    Segundo final: me deprimo por lo del ranking y aparece un blogosalvador con el que me fugo a las Malvinas.
    Tercer final: fundo un partido político para acabar con el bipartidismo, partido de blogoatormentados.
    Cuarto final: desesperada de la blogosfera, abandono y me voy a… quizás a Bhutan?

    Un beso. Encantome tu entrada

  7. 6 marzo 2010 8:15 pm

    Un cuento tan real como la vida misma. Si bien, y no es por repetir lo que siempre se dice, pero la realidad no sólo supera a la ficción, sino que -a veces- se supera a sí misma.

    Conozco algún que otro caso muy similar al de este gran relato. Nadie es profeta del futuro ajeno, pero en muchas ocasiones hemos apercibido como algún «vecino» (en este caso, bloguero), se ha embarcado en una nave imaginaria, sin rumbo y sin el combustible adecuado. De hecho, se apuntan a todo, «premios», número de entradas, lugar de procedencia de dichas entradas, facebook y todas las redes sociales habidas y por haber, abren múltiples blogs y de todo tipo, lo actualizan todo a diario, etc. Y sin embargo, desde fuera (los menos «avezados») aprecian como esa nave va encallándose poco a poco (o mucho a mucho) en el arenal de lo insustancial.

    Creo que, un final comprendiendo partes de los tres finales expuestos, sería el final -quizás- más adecuado. Pero nunca se sabe. O mejor dicho, siempre queda esa segunda piedra contra la cual tropezar.

    Muy bueno, sí señor. Salud y un abrazo. Toni Sagrel.

  8. 6 marzo 2010 9:42 pm

    Desde unos años para acá era muy asiduo a leer blogs. Se descubre mucha información muy interesante si se sabe seleccionar porque hay algunos que escriben cada burradas y barbaridades que pa qué. Ahora parece ser que, la mayoría de todos esos vanidosos escriben sus tontás en Facebook, Tuenti, Twister o similares, o por lo menos esa es la sensación que yo tengo aunque no estoy activo ni voy a agregarme a ninguna de redes sociales.
    Aun así, ultimamente he dejado de seguir algunos blogs de los que era asiduo lector. Dos de ellos son de personas inteligentes, preparadas ,y conocidas porque han ejercido el periodismo, pero supongo con excesivo tiempo libre que también cayeron también en la banalidad, la demagogia y estupideces varias. Se les notaba que en algunas entradas no estaban inspiradas, pero por alguna extraña razón se veían obligadas a escribir y posteaban unas entradas que a mí me dejaban totalmente desconcertado y perplejo.
    A ver; hay días que no tienes nada que decir, ya sea porque no estés inspirado, o no tienes ni idea del tema del que quieres tratar, o lo que sea…pues no escribes y punto pelota. No pasa absolutamente nada. Otra cosa es que se trabaje para un medio y te veas obligado a publicar algo sobre la actualidad, pero si es un blog libre y personal ¿qué necesidad hay?
    Yo ya cuando me abrí el mío propio , puse un mensaje en modo de advertencia para la entrada de los comentarios de que «el blog no tenía ninguna pretensión de ningún tipo, simplemente un espacio de reflexión personal del autor» , que no iba a tolerar los trolls y de que los comentarios serían moderados. Normalmente escribo una media de 4 o 5 entradas mensuales porque no puedo desatender mi trabajo ni mi vida normal. Aún así hay veces en que no sé de que escribir, pero tengo claro de que no puedo forzar las cosas. Algunas veces navegando por la red, de pronto, por casualidad y sin haberlo buscado, te encuentras alguna cosa inesperada que te inspira para una entrada.

  9. 6 marzo 2010 9:52 pm

    Ah, olvidaba decir que winget en mi blog, ninguno. Yo tengo la misma filosofía que Google: la página del buscador sencilla. La fotografia y el mensaje de bienvenida; una serie de enlaces a páginas variadas que me parecen interesantes y a las cuales de vez en cuando visito; Un listado de blogs, también variados de temas y en los cuales a menudo me doy una vuelta; y el perfil personal y las correspondientes entradas y comentarios si los hubiera. Poner más tontás es, o distraer la atención de lo importante, o por otro lado que pase desapercibido. Por lo menos yo cuando visitos los blogs voy directamente a las entradas del mismo o los enlaces que tiene. Lo demás pasa a un segundo o tercer plano, me pasa inadvertido o directamente paso de ello.

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