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Industria española en auge

8 abril 2010

Reconozco que estos últimos días estuve algo distraído tanto con los pederastas y sus encubridores, como con los gürtelianos y sus mantenedores. No soy religioso pero vivir en un país donde el catolicismo se nos ofrece como una presencia obligada, es suficiente para denunciar la trampa seducea permanente a la que nos somete la Iglesia Católica. Tampoco soy del PP pero, como ciudadano, no puedo ni quiero permanecer al margen de sus escándalos de corrupción ni del tancredismo de su líder  Rajoy, «el contundente», tan raudo y florido en el insulto a los demás como callado y temeroso de los suyos.

Por una vez, coincido con  Javier  Arenas cuando afirma que «Bárcenas ha hecho un trabajo extraordinario durante muchos años en el PP». Como no quiero perderme en las palabras consulto el DRAE y leo que, por extraordinario se entiende aquello que está fuera del orden o regla natural o común. Y efectivamente,  todos los indicios que se están publicando hacen pensar que el senador y tesorero del Partido Popular,  actuó presuntamente fuera de la norma establecida para la gestión honesta en sus funciones.

Decía que entre tantas actuaciones corruptas —unos sobre menores y otros sobre los dineros—, se me olvidó escribir, tal y como tenía previsto, de una industria española  en auge. No piensen que se trata de la industria del chorizo de cerdo ibérico, aunque precisamente pase por días de esplendor y gloria cuando, algún presunto, logra de cierto banco y determina caja los créditos que les son negados a otros.

No, cuando me refiero al auge industrial no recurro, en este caso, a ningún tipo de ironía. En esta ocasión me refiero a la industria y al negocio de la guerra y en la que  España  se situó en 2009 como el sexto país exportador de armas pesadas.

— ¡Hombre, qué quiere que le diga! Para unas empresas que no mandan al paro a los trabajadores…  ¡También son ganas!

A raíz de esta noticia, autoridades y  representantes políticos deben cuidarse muchos de pretender embaucar a la ciudadanía con palabras como paz, pacifismo o desarme.  No se construye la paz fabricando armamento, habrá que repetir tantas veces como traten de engañar. Sabemos ahora, en realidad lo sospechamos siempre, que se especula más con las palabras que con los hechos y que éstas se utilizan como simples  objetos decorativos para adornar discursos y mensajes pero sabemos que, para algunos políticos, la palabra paz no significa nada.

One Comment leave one →
  1. 8 abril 2010 8:41 pm

    Parece que de pequeña potencia en la fabricación y venta de armas estamos pasando a potencia mayor.

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