Cospedal y la ortografía de ABC
No es lo mismo barón que varón, de la misma manera que grabar no es gravar, ni sabia es error al escribir savia y que podemos escribir, por ejemplo, que la bacía está vacía. o que los ciudadanos del mundo árabe se rebelan aunque no sepamos cuántos de ellos revelan. Ignoro si ABC tiene problemas ortográficos o semánticos pero, deberían saber, que no todos los varones somos barones.
Los datos del paro registrado supusieron una mala noticia para unos y motivo de crítica política para otros. Escuché unas palabras de Cospedal que me llamaron la atención. Responsabilizaba a Zapatero de los malos datos de marzo; lógico y nada que añadir a la crítica. Si acaso, poner de manifiesto, una vez más, que la reforma laboral, tan traumática para los votantes de izquierdas, no está dando los resultados que según el Gobierno reportaría en forma de creación de empleo. La crítica de Cospedal resulta lógica y razonable, pero añadió algo que llamó mi atención al responsabilizar no sólo a Zapatero sino a todos los barones y representantes territoriales del Partido Socialista Obrero Español de la destrucción de empleo. Como buena parte del territorio español está en manos del PP (Galicia, Castilla-León, Madrid, Valencia, Murcia, Navarra con la marca UPN, y La Rioja), me pareció sorprendente que responsabilice a los barones socialistas y no a los del Partido Popular. Por ello, quise comprobar que había escuchado correctamente y en Internet encontré esas palabras además de la sorpresa ortográfica de ABC.
En ABC se lee, en una noticia difundida por EFE, cómo Cospedal responsabiliza a Rodríguez Zapatero «y a todos los varones y representantes territoriales del Partido Socialista Obrero Español».
—¡Anda! –me dije sorprendido–, si resulta que, para ABC, soy responsable del paro por ser varón y aún pagar la cuota de afiliado.
Escuchando el audio de la noticia no hay dudas, María Dolores de Cospedal no se refería a los varones socialistas. Por mucho que innecesariamente una en la misma frase, a barones y a representantes territoriales.
Pues esto ocurre por la sencilla razón de que la Real Academia de la Lengua decidiera suprimir hace muchos años la diferenciación fonética entre la «b» y «v», letras o grafemas (como se prefiera) que precisamente se articulan de forma distinta en el francés, lengua que también proveniendo del latín no ha propiciado estas caóticas ambigüedades con que se está haciendo de la cultura lingúística arena movediza. La sociedad española, del mismo modo que se echa a la calle por el fútbol, debería exigir una enseñanza más respetuosa, esmerada y enriquecedora. Hoy (y cuesta creerlo) los alumnos de Primaria y Secundaria tienen que aprenderse de memoria una lista mostrenca de palabras escritas o con «b» o «v». En mi opinión la grandeza de un idioma no estriba en su dificultad; sino en su claridad.