El PSOE expulsa a José Luis Úriz

José Luis Úriz

Un estudio realizado por  investigadores del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College de Londres   demuestra que la estructura cerebral influye en la tendencia ideológica de las personas. En otras palabras, los cerebros de las personas de izquierdas son diferentes  de los de  derechas.  Según esta investigación, las personas de izquierdas tienen mayor masa gris en una zona concreta del cerebro mientras que los de derechas les aumenta la zona cerebral  relacionada con la gestión del miedo. No se aclara si la  masa gris aumenta  cuanto más de izquierda sea una persona o si el espacio para esa gestión del miedo  agranda su tamaño en los de extrema derecha. Tampoco especifica el estudio si en las organizaciones de izquierdas predomina la masa gris y en las de derecha esa aludida gestión del miedo.

El militante político es una especie en vías de extinción.  Aunque no resulta atractivo ni muchas veces gratificante, hay personas inquietas que entienden la necesidad del compromiso político y, pese  a las crueldades  de la «vida interna», permanecen fieles a un partido que muchas veces se desliza por el terreno de la infidelidad y la impostura con su propio programa o ideario político.  José Luis Úriz, que tiene  su blog Peleando a la contra integrado en Socialistas en Red, es uno de esos ciudadanos que pertenecen al reducido grupo  que un día decidieron afiliarse a un partido y que,  por hacer uso de los derechos que cualquier ciudadano tiene en la sociedad civil  — libertad de opinión y expresión, por ejemplo—, ha sido expulsado del PSOE.

José Luis no ha pedido el voto para otra formación política, no ha roto la convivencia interna del partido  ni en la recién acabada legislatura en el ayuntamiento de Villaba-Atarrabia, del que ha sido concejal,  aprobó mociones que fueran contra los intereses socialistas.  Su delito, para el PSOE,  ha consistido en unas palabras pronunciadas,  el pasado mes de octubre durante las fiestas de aquella localidad, en las que reflexionaba  sobre personajes políticos como Montserrat  Tura, Tomás Gómez, Odón Elorza, Patxi Zabaleta y Arnaldo Otegi, sobre quien manifestó que «está trabajando por llevar a Batasuna y su mundo por la senda de la paz».

Podemos discrepar del trabajo de Otegi en la construcción de la paz, pero expresar esta idea no puede estar penalizado. ¿Dónde queda la democracia interna? El militante socialista,  ¿tiene cercenados sus derechos ciudadanos  precisamente por pertenecer al partido? ¿Dónde situamos el respeto a la discrepancia y  a la libertad de expresión?  Cuando buena parte del apoyo electoral se esfumó hastiado de la parálisis de un partido cuyo reloj, no es que esté inmóvil, sino que parece retroceder en su contacto con la sociedad; cuando durante demasiado tiempo y en demasiadas agrupaciones el llamado «aparato del partido», en manos de una serie de  profesionales de la política,  ha terminado por forzar la salida de militantes de las asambleas y sedes; cuando se  permite y tolera la vendetta personal y se auspicia la obediencia ciega al jefecillo de turno; cuando  en demasiadas agrupaciones el partido está en manos de auténticos caudillos; quizá no deba sorprender que un socialista como José Luis, resulte molesto y sea expulsados.

El cerebro según ideología ofrece diferencias entre las personas de derechas y de izquierdas. Las organizaciones políticas, que al fin y al cabo están integrados por personas, podrían responder  al  mismo esquema.  Si los investigadores están en lo cierto, el PSOE debiera funcionar con más cerebro. pero me temo que, como la derecha,  tiene bien engrasada esa parte que gestiona el miedo.

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