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De nosotros depende

28 enero 2008

Hoy tenía previsto escribir sobre la Conferencia Política. No lo hago precisamente porque no me gustaron algunos de los acuerdos tomados: lucha contra el terrorismo, expulsión de inmigrantes maltratadores y aborto o esa especie de puja tipo lotería-de-feria-de-pueblo en el que parecemos peleles fácilmente manipulables. Dicho esto, y como desahogo, salgo en defensa de la clase política; menor dicho, de una cierta clase de políticos y del papel que, como ciudadanos, nos corresponde.

Los políticos configuran una auténtica representación de lo que somos. Por ello, como en cualquier otro ámbito, nos encontramos personajes de diferentes pelajes, de todos los caracteres, intenciones y sensibilidades. Sucede también que los convertimos, con demasiada frecuencia, en el muñeco de trapo sobre el que descargar nuestra frustración. Entonces nos sirven de válvula de escape y justificación para nuestra desidia o exculpación con el tópico de que todos son iguales.

Sabemos de políticos que tienen cosas que decir y las dicen; otros tienen poco que decir y no callan. Existe una clase de políticos que parecen estar siempre en el poder y cuando no lo están se expresan como si alguien les hubiera arrebatado algo que legitimamente les pertenece. Están en tiempos tiranos, con uniformes y cánticos; están en periodos democráticos bajo apariencias distintas; sabemos que están siempre y que no se inmutan cuando alguien les espeta que todos son iguales.

Los libros de historia hablan del ágora griega y de la isegoría del pueblo, palabreja que hoy entenderíamos como libertad de expresión. Probablemente nunca como hasta ahora, y gracias a Internet, se tenga tan fácil acceso a la palabra, a la exposición de opiniones, al debate, a eso que llamamos interactividad. Parece que los blogs comienzan a tener relevancia; en los mítines ya se habilita espacio para los blogueros, también en la Conferencia Política del PSOE han sido invitadas tres redes de blogs para cubrir, acreditados como prensa, los avatares de la misma: LasIdeas, Red Progresista y Red de Blogs Socialistas.

Si comenzamos a ser tenidos en cuenta será cuestión de aprovechar las oportunidades. El asunto puede estar en nuestras manos de ciudadanos y blogueros. Si nos interesáramos por los problemas verdaderamente importantes, contribuiremos a tener una nueva y distinta clase política. Supongamos que nos interesa erradicar el hambre y la pobreza, el respeto de los derechos del hombre, la paz, la defensa de la naturaleza. Imaginemos que queremos convertir en realidad nuestros derechos o tener políticos que nos representen de verdad. Pensemos en eso de que el mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan. De nosotros depende, algún realista dirá que no es exactamente así; trabajemos y posteemos como si así fuera.

Sabemos de la falsedad del aserto por el que todos son iguales. Lo sabemos pero nos refugiamos en él para quedarnos tan ricamente en nuestros asuntos, sin hacer nada, salvo buscar motivos que justifiquen nuestra inacción como ciudadanos y seguir mirándonos el ombligo de blogueros narcisistas.

Un vídeo y un post

 

2 comentarios leave one →
  1. 29 enero 2008 12:00 am

    Fue tremendamente emocionante, Júcaro, pese a todo.
    El pescado estaba bastante vendido de antemano, pero l@s compañer@s bloguer@s tuvimos la sensación de estar haciendo algo ¿histórico? (cómo decirlo sin que suene pedante)…
    En la sala de prensa, al lado de los periodistas de El País, Público, El Mundo… nosotros escribíamos a nuestro antojo sin ningún tipo de cortapisa quizá haciéndo más crítica que los propios periodistas…
    Algún político hay ya 2.0: Guillermo Fdez. Vara, Patxi López, el mismo Pepe Blanco, Jordi Sevilla… y se unirán más, porque no pueden vivir ajenos a lo que pasa en la calle…

  2. 29 enero 2008 1:25 pm

    Estoy muy de acuerdo con el post. Vengo señalando desde hace tiempo el daño que hace a la democracia la abstención como reflejo de desinterés. Es muy importante.

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