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Pedro Castro y el PP

8 diciembre 2008

La derecha es así. Si no te identificas con ella, no hagas el esfuerzo por comprender ese peculiar mecanismo por el que se apropia la potestad insultar y, a la vez, aparentar sentirse muy indignada cuando se le responde de similar manera. No es necesario hacer un recopilatorio de los insultos que se hizo desde la derecha cuando, en contra de sus expectativas, la ciudadanía optó por Zapatero en 2004. No es preciso; fueron tantos, tan abundantes y propagados con tal profusión de medios que todos recordamos los dichos en el Congreso de Diputados, desde Génova o desde las ondas episcopales  y desde las páginas de cierto periódico.

El insulto es la reacción de quien no puede responder con argumentos y usa la palabra  no tanto para explicarse como para humillar. En política, y fuera de ella, la descalificación está a la orden del día y supone un indicio evidente de carencias de otras formas expresivas. Así pues, podríamos estar de acuerdo en hacer un esfuerzo por desechar la descalificación de quien  piensa o vota de manera distinta pero  no parece creíble ese rasgarse las vestiduras que escenifica la derecha durante estos días.

No defenderé a Pedro Castro en sus torpezas, pero parece un sarcasmo la petición de responsabilidades por algo de lo que ya pidió excusas y que, en todo caso y de manera lamentable, es demasiado frecuente entre muchos integrantes de la clase política.  De aceptarse las peticiones del PP, ¿cuántos políticos  podrían seguir en activo? ¿Cuántos del PP tendrían que dimitir ? Es lo de tener la piel fina, lo de la parte ancha del embudo, lo de la paja y la viga. Desde la derecha política más reaccionaria y la mediática más intolerante, se le otorga una enorme gravedad a lo dicho por Pedro Castro porque, argumentan,  sus palabras suponen una descalificación a casi un 40 por ciento de electores españoles y un ataque inconcebible contra la esencia del sistema democrático.

La coherencia debiera regir todas las actuaciones de los políticos, pero no es el caso. Por recordar algunos ejemplos, no de insultos entre políticos sino de políticos ofendiendo a la inteligencia de los ciudadanos cabría traer aquí al señor Acebes cuando afirmó que ETA se convertía en el tutor de la reforma del Estatuto de Cataluña, entonces, esta derecha exquisita, no  pidió la dimisión de Acebes; cuando Aznar dijo aquello de no votar PP es votar ETA, ¿algunos de éstos que ahora claman, no jalearon aquella injuria?;  cuando hace unos días el señor Múgica llamó tontos a los antitaurinos, la derecha ahora ofendida no escuchó ningún insulto hacia los ciudadanos que no vemos arte o fiesta alguna en eso de matar toros; cuando recientemente Carlos Fabra, ese ciudadano ejemplar en palabras de Mariano Rajoy, dijo aquello  de sacarse la pirula para mear en la sede de IU, o llamó hijo de puta al portavoz socialista, la derecha no vio ni escuchó nada por lo que pedir su dimisión.  Esta derecha ofendida es la misma  que mantiene a un Javier Arenas que llama al PSOE el partido de la muerte, o el mismo que para esconder su incapacidad prefiere hablar de régimen porque los andaluces no le votamos. Esta  derecha tan inmaculada y que ahora se siente tan ofendida  presentándose  como la protectora de las esencias democráticas, es la misma que devaluaba el voto de extremeños y andaluces porque decían que  era un voto subsidiado, y sinceramente  ¿hay mayor insulto democrático que éste? 

Por otra parte, si el PP cumple eso de abandonar la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) cometerá un error porque, representando a los ciudadanos, no puede privar a éstos de su representación. La FEMP no es una organización de partidos sino de municipios. En consecuencia, amenazar con boicotear  es también menospreciar la confianza de aquellos  a los que representa. En cualquier caso no pretendas comprender a estos de la derecha, tampoco les pidas coherencia que se les escurrió al tirar de la cadena.

Sobre este asunto han escrito con meyor acierto: J G Centeno,

6 comentarios leave one →
  1. 8 diciembre 2008 2:53 pm

    A tu lista de insultos no a políticos determinados o partidos concretos sino a ciudadanos debo añadir:
    Ana Mato: «Los niños andaluces son prácticamente analfabetos» (28.02.08)
    Manuel Pizarro: «A los andaluces hay que enseñarlos a pescar y no darles los peces» (periodo preelectoral, 2008)
    Sánchez Dragó: «Los votos que el PSOE ha conseguido en estas elecciones corresponden a un electorado compuesto por viejecitos que no tienen vista, parados y gente del campo, y la gente más culta y más informada ha votado mayoritariamente al PP» (09.06.93)
    Esperanza Aguirre: Bellacos, miserables y despreciables todos los que han criticado su viaje a Bombay, su salida y su posterior rueda de prensa.
    Miguel Ángel Rodríguez: «España tiene que saber qué grupo terrorista ha puesto a Zapatero en la Moncloa» (Antena 3 TV 16.02.07)

    Y que conste que no me siento aludido como terrorista pues no he votado a Zapatero, todavía.

  2. 8 diciembre 2008 9:02 pm

    Creo que la lista es tan numerosa y con expresiones e insultos tan graves que, no vale la pena seguir dándole pábulo a todos estos grandes e impresentables hipócritas de la derecha más extrema.
    Y menos mal que Castro ha pedido disculpas, ¡ reiteradamente… !

    Creo que la caverna sigue estando en lo más profundo (y también externo) de toda esta gente.
    Y no quiero olvidar la entrevista que le hizo Losantos a Alfredo Landa y los elogios tan bochornosos que hizo este último al citado presentador.

    Salud y República. Nos la merecemos. Alfa79

  3. Júcaro permalink*
    8 diciembre 2008 9:14 pm

    Juan, agradecer el comentario tan detallado. Hay post que ganan con las aportaciones de sus comentarios. Tengo la fortuna de contar con un buen número de comentaristas de lujo. eso es algo que no sabré como agradecerlo.

    Lo del PP es el colmo de cinismo. Hace unos días la alcaldesa de Cádiz llamó en 15 ocasiones mentirosos a los concejales del PSOE. Cuando los concejales socialistas, cansados de tanto insulto, deciden abandonar la sesión, la alcaldesa, en un ejercicio de cinismo superlativo, declara que eso pone de manifiesto la falta de capacidad de los socialistas para debatir en el pleno.

  4. 8 diciembre 2008 10:02 pm

    Hay otro ejemplo reciente no menos ilustrativo. Todos recordamos a Rajoy cuando dijo, refiriéndose a su presencia en un desfile militar, aquello de «mañana tengo el coñazo ése». ¿Hubiera alguien tenido que pedir responsabilidades a este señor por descalificar al Ejército? Pues no, no se hizo. Y me parece bien. Estaríamos todo el día metidos en los tribunales y reduciendo la libertad de expresión de los diputados.

    Por cierto: ¿se disculpó Rajoy por sus palabras?

  5. 9 diciembre 2008 12:57 am

    No me tienes que agradecer nada, gracias a ti por el blog y por dirigirte con tanto respeto hacia nosotros.

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