Teatro, política y blogs

Que la política tiene mucho de escenografía y representación se pone de manifiesto en las declaraciones de los políticos, en los titulares de los medios de comunicación o en el fanatismo de los agitadores en cualquier tertulia que aborde asuntos de actualidad. Si toda representación teatral es una farsa, y ésta tiene su origen en los retablos y mojigangas, convendrán conmigo que en política hay mucho de parodia, máscara o sainete. Bastaría con observar la falta de solidez de muchos políticos para alentar iniciativas que pretendan desenmascarar tanta pantomima y comedia de salón.

En esta semana, el lector de blogs recurre a una serie de críticos y observadores, integrantes de la RBS,  que tratan de analizar o llamar la atención sobre estos actores de la política y sus aledaños:

Miguel Álvarez  recapitula los días pasados para concluir que pese a la situación tan complicada, «en esta jauría de lobos que es la política hispana es difícil que alguien de un voto de confianza» cuando ya han olido sangre. Javier Caso Iglesias,  nos recuerda la desaparecida función del apuntador cuando nos advierte que tenemos el enemigo en casa y  cómo precisamente las  entidades financieras, que fueron receptoras de enormes ayudas económicas para que no quebraran, traman ahora la conspiración de los mercados.

Vinçens Navarro, conocedor de lo que sucede entre bambalinas, nos alerta del mensaje que se promueve desde los medios liberales cuando de manera interesada reiteran que  «la economía española es escasamente eficiente y muy poco competitiva, y ello como resultado de las supuestas rigideces de su mercado de trabajo y del excesivo gasto público».

Rubén Cantón nos describe un escenario repleto de camorristas y carroñeros,  para  detenerse en las intenciones de César Alierta. Mientras, Mercè Perelló nos ofrece unos recortes de blogs muy interesantes, incluido el de Rubén, para advertirnos que la neutralidad de la red está en peligro, si las intenciones del presidente de Telefónica se ponen en práctica.

Santi Benítez nos sacude a todos desde el mismo título de su post y nos cuenta los avatares profesionales de «gente joven, con pocos estudios y circunstancias personales que les obligan a mantenerse en esos regímenes laborales de explotación». El título es una provocación más que justificada para  hacernos despertar del letargo y para alertarnos de cómo aceptamos los abusos de los que somos objetos mientras gesticulamos igual que los malos actores,  recurriendo a la sobreactuación y a los aspavientos. Actuamos como patéticas plañideras, culpando de todos nuestros males a empresarios y gobiernos mientras no movemos un solo dedo por nuestra propia dignidad.

Propia del teatro del absurdo parece todo lo relacionado con el Tribunal Supremo y el juez Garzón. Episodios como el que se escenifica estos días hacen dudar de aquella tan modélica transición. Investigar las fosas de los desaparecidos del franquismo, no puede conducir al banquillo de los acusados al juez. La ley debe apoyar a Garzón, escribe Antonio Pulido.

Carlos Rodríguez Ibáñez, es un buen ejemplo de cómo actuar para quitar el maquillaje y la careta a tanto farsante.  Cuando la Justicia decide actuar contra presuntos delincuentes la compañía de  marionetas y saltimbanquis del PP se dispuso a escenificar una atolondrado vodevil en el que trataban de mostrarse perseguidos por una Inquisición inexistente y como víctimas indefensas, dignas de toda lástima y compasión. A tanto llegó la sobreactuación, que implicaron a los cuerpos de seguridad del Estado, a jueces y al Gobierno del malvado ZP. Y todo, para distraernos con esa  burda estratagema de enredo y falsas apariencias con la intención de silenciar las investigaciones sobre determinados políticos, caracterizados por su incuestionable honestidad  y  ejemplaridad. ¡¡¡CorrupciónCERO!!!, grita Enrique Castro y más de 900. Tanta convicción dieron a sus papeles que algún incauto pudo pensar en la posibilidad de que Amnistía Internacional incluyera en sus informes, esa supuesta persecución política de estos mequetrefes del PP. Carlos Rodríguez Ibáñez, junto con un grupo de ciudadanos, cansado y ofendido por tanta desmesura, interpone una demanda: ahora María Dolores Cospedal es citada a declarar. Probablemente, la senadora  tan absentista y muda como bien «pagá» no acuda ante el juez para reiterar sus proclamas. Gracias, Carlos, ayudaste a quitar ese maquillaje peligroso que oculta la verdad de un personaje tan dudosamente democrático.

También Reven nos avisa de cierto farandulero, adecuadamente trajeado para su puesta en escena,  y  de los riesgos de que comporta «la manipulación y olvido de la historia, además de otras perversiones»,  especialmente cuando se usa una perversa tergiversación de la historia como el aro por el que han de pasar los inmigrantes si quieren conseguir un certificado que presentarán, junto a otra documentación, para solicitar el informe de arraigo y regularizar su situación.

Con este panorama no es de extrañar que Tatiana Sánchez nos recuerde que el mundo es y será una porquería o que Paco Piniella, para provocarnos una sonrisa, nos abra el telón del gran teatro gaditano y nos ofrezca un poquito de carnavá. Pero para finalizar, me quedo con los versos de Blanca Flores y una estrofa: «Si supieras que con los rayos de sol,/que con la espuma y las algas,/que con la música y con las palabras/tengo de sobra para ser feliz».