Chaves, Arenas y Matsa

Se trata de no rebajar la tensión, de hincar le diente y no soltar la presa. Si el rencor dejara paso a la inteligencia o, en su defecto, al sentido común, hoy el PP no recibiría esta sentencia como un jarro de agua fría.

Por unanimidad, la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha decidido archivar la querella presentada por el PP contra Manuel Chaves. El Partido Popular, desconozco si por mímesis o por cualquier otro mecanismo, decidió continuar el camino emprendido por Manos Limpias —¿me pasas un desinfectante?—; el desenlace era más que previsible. Ya se archivó la querella del llamado sindicato, incluso el PP tenía tan pocas esperanzas de que la infamia prosperase judicialmente que, una vez presentada, retiró la querella contra Chávez y su hija. Por cuestión de instinto o de presiones, volvieron a la dentellada y a presentar la que ahora se desestima, al entender el TS que los hechos que se imputan no son constitutivos de delito.

No es preciso recurrir a la hemeroteca para constatar la calidad y rigor de políticos y columnistas, en referencia a este supuesto caso. Es demasiado evidente la doble vara de medir, el doble rasero o aquello de la paja, la viga y el ojo ajeno o propio. Tampoco es preciso recordar que cuando el PP y Javier Arenas, deciden presentar la querella ahora desestimada, trataban de tapar los distintos escándalos de corrupción que les afectaban y siguen afectando.

Como que el PP no sabe conjugar el verbo rectificar, ni Javier Arenas ni su partido lo harán. No, no reconocerán error alguno en su estrategia porque si rectificar es de sabios, ya saben, no esperen al PP. Así, Esperanza Oña que es la portavoz del Grupo Popular en el Parlamento andaluz, ha manifestado que una cosa es que la subvención concedida sea legal y otra «es que sea inmoral o no». Precisamente ahora, alma de cántaro, ¿quién repone el daño moral?